Después del éxito de crítica y
público obtenido por “El caballero oscuro”, las expectativas puestas en esta tercera entrega eran elevadas, y ya
se sabe lo que ocurre al salir de la sala cuando se espera presenciar una
película magistral; una terrible decepción. En estos casos, un buen ejercicio
sería dejar enfriar las primeras y apasionadas impresiones para más adelante
analizar el film desde cierta distancia y sin prejuicios, de está manera
podremos valorar en sus justa medida la obra. Esto se podría llevar a la
práctica con la última entrega de Batman, “El caballero oscuro: La leyenda
renace”, mejor juzgarla pasado unos días, que no enredarse en comparaciones
precipitadas con su predecesora, pues cometeríamos el error de infravalorarla.
Tenemos ante nosotros una
película trepidante, aceptable conclusión a una memorable trilogía. Sin
embargo, parece cometer el error en el que cayeron otras obras de acción que
pusieron fin a una saga; una excesiva épica, un tanto forzada, que obliga a
disponer sobre el terreno a dos ejércitos innecesarios (y menos cuando se trata
de un superhéroe solitario) enfrentados en una batalla final que desequilibrará
la balanza entre el bien y el mal. Pero para el director (Christofer Nolan)
esto parece tener una razón de ser, un guiño ambiguo a los movimientos del
15-M, aunque no deja claro si está a favor o en contra. Que los malos sean
aquellos que inician la revuelta con un vestuario que los confunde con
terroristas musulmanes, da que pensar. Por el contrario, parece que se deleita
en los juicios, dirigidos por el pueblo, contra las elites sociales (banqueros,
políticos, etc.), remarcando el hecho de que no son estas las que salvan
Gothan, sino Batman, Catwoman, un científico y un par de policías honrados. Por
tanto, tampoco se puede decir que Nolan se incline a favor del otro bando, el
capitalista.
Los momentos de acción desbocada (a
veces excesiva) alternan con otros que pausan demasiado el film y desorientan
al espectador. No se sabe muy bien, donde
se quedaron Catwoman o Batman minutos después de desaparecer, esto
revela saltos en la continuidad de la narración. Quizás, si se redujera el
exceso de metraje podrían disimularse esos huecos vacíos que deja la película.
Motivo de opiniones enfrentadas y
comparaciones con Joker será la aportación al film del villano, Bane. En mi
opinión, una gran interpretación a cargo de Tom Hardy, que con una presencia
imponente dota de fuerza a las escenas en las que aparece. Sin embargo, su enorme
figura de gran depredador parece disminuir al final de la película tornándose
en un manso gatito, que, para ser justos, parece más un momento de desgana del
guionista que demérito del actor.
Es cierto que se puede elaborar
una lista con más aspectos negativos que positivos sobre el film, pero no cabe
duda de que no hayamos ante una obra diferente de lo visto hasta ahora, en
cuanto a personajes de comics se refiere. Nunca se había dado tanta importancia
al aspecto psicológico del superhéroe, no se había adentrado tanto en el
interior del personaje y en su historia como para que el espectador fuera
testigo de sus miedos y contradicciones. “El caballero oscuro: La leyenda
renace”, es una buen ejercicio de acción que entretiene, cautiva y envuelve en
una halo de misterio a Batman, como ninguna otra película o serie realizada por
otro director, sobre este personaje, ha conseguido.